HEARTHUNTING

HEARTHUNTING
Psicología del Afecto

HEARTHUNTING COLOMBIA

Apreciados:

La experiencia en Headhunting del Área Organizacional de Medinet, sumada a la experiencia en Psicología Clínica y del AFECTO/EMOCIÓN de Medinet, se suman y se consolidan al servicio de toda esa población de personas que quieren ser más precisas y asertivas con su escogencia de pareja.

Bienvenidos, con la seguridad de poderlos ayudar.





Edgar León Lozano, Ps. (MEDINET)

martes, 19 de octubre de 2010

Hearthunting-Comunidad LGBT


Damos una cordial bienvenida a nuestro programa, a todos y cada uno de aquellos miembros de esta Comunidad. Son tan bienvenidos como los miembros de la Comunidad Heterosexual. Esta área será atendida directamente por nuestro Director Científico, el Dr. Edgar León Lozano, Ps., así como por colegas especializados y con recorrido en el manejo de temas relacionados con LGBT.
Desde ya enlazamos nuestra comunicación con tan prestigiosos colegas como el Dr. Raíces Montero, Ps., argentino, quien nos provee de un inmenso cúmulo de información seria acerca de muchas inquietudes alrededor de la Comunidad LGBT.


Octubre, 2010


domingo, 17 de octubre de 2010

Cazadores de Corazones

Nuestro Director Científico, el Dr. Edgar León Lozano, Ps., difunde públicamente el método Hearthunting, y estandariza el nombre latino: CAZADORES DE CORAZONES (HEARTHUNTING). Veámoslo en la siguiente secuencia a través de Youtube:

Cazadores de Corazones (Hearthunting) Parte 1:
Cazadores de Corazones (Hearthunting) Parte 1A:
Cazadores de Corazones (Hearthunting) Parte 2:
Cazadores de Corazones (Hearthunting) Parte 3:
Cazadores de Corazones (Hearthunting) Parte 4:

Hearthunting, Octubre de 2010


sábado, 9 de octubre de 2010

Hearthunting Punto de Encuentro









PUNTO DE ENCUENTRO.....SOLOS Y SOLAS....

Bogotá, (Pepe Sierra) Calle 116 No. 17-30 EL SIBARITA

http://www.sibaritakaraoke.com/v1/

Sitio de alto perfil, buena ubicación y sobretodo tranquilo, donde pueden darle rienda suelta a sus sentimientos.

Todos los días JUEVES, de 8:30pm a 12pm, LA HORA DE LA TERTULIA., con la presencia de INVITADOS ESPECIALES, quienes atenderán preguntas de los asistentes en materia de AFECTO, AMOR, SEXUALIDAD.

Este es un concepto que aproxima nuestro modelo al ser humano que lo necesita

miércoles, 6 de octubre de 2010

LA INFLUENCIA DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS EN LA RELACIÓN DE PAREJA

Un aporte valiosísimo del Dr. José Manuel González Rodríguez:

LA INFLUENCIA DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS EN LA RELACIÓN DE PAREJA.
Revista Miércoles del Heraldo, octubre 6 de 2010

En el último viaje que hice para dictar una conferencia sobre la armonía conyugal, tema que me apasiona desde hace ya muchos años, un par de señoras me preguntaron sobre la influencia de las nuevas tecnologías comunicativas en la relación de pareja.

Estas preguntas me llevaron a reflexionar públicamente sobre los cambios que las nuevas formas de comunicación, desarrolladas por la tecnología contemporánea, han traído en la interacción de las parejas.

El primer punto clave tiene que ver con la facilidad de enviar y recibir imágenes y mensajes. Por ejemplo, mi hija mayor frecuentemente me hace llegar fotografías de atardeceres en diferentes lugares de Europa, donde ella estudia actualmente. Desde muy pequeñas, mis hijas y yo compartimos la experiencia de observar el atardecer, y yo, en el afán de crear recuerdos agradables en sus mentes, propicie muchas experiencias agradables en esos atardeceres. Cuando mi hija ve un atardecer, lo fotografía y me lo envía, ambos estamos reviviendo experiencias agradables que fortalecen nuestra relación familiar.

Otro ejemplo, generalmente cuando llego a mi consultorio enciendo mi computador y abro un programa que permite chatear. La mujer que yo amo, por lo general, donde este, también tiene su computador prendido. El flujo de mensajes, entre paciente y paciente, nos permite frecuentemente fortalecer nuestra relación.

Claro está que no todo es positivo en estos nuevos elementos. La costumbre judía de abstenerse durante un periodo de tiempo mensual, permite que al volver la intimidad, esta sea mucho más gratificante. Todos sabemos desde hace muchos años, que es mejor comerse todos los días medio vasito de helado que comerse de un solo viaje 4 o 5 libras de ese mismo helado. Cuando nos saturamos de algo agradable se pierde la intensidad de placer, mientras que si espaciamos en el tiempo esas experiencias gratificantes las disfrutamos mucho más. Esto tiene que ver con las parejas en las que alguien se vuelve intenso y cada 10 minutos manda un mensaje diciendo “¿y que mas?”. Una persona me decía que a veces ya no tenía más nada que decir y todavía su cónyuge pedía más.

También estos sistemas modernos pueden interferir en los momentos en que la pareja está sola. Ayer me comentaba una paciente que estaba desesperada con su marido, que ni siquiera cuando los dos salen a comer solos, deja de teclear en el black berry. Este hombre no se desconecta en ningún momento de sus negocios, o sus amistades, por lo que prácticamente nunca esta solo para ella. Yo pienso que los negocios se pueden manejar bien aunque por media hora, o una hora, uno se desconecte del mundo y se dedique 100% a la otra persona.

Otro tema clave es la infidelidad. Los nuevos sistemas de comunicación facilitan muchísimo la infidelidad, sobre todo a las mujeres. Los hombres la han tenido fácil desde hace mucho tiempo, porqué nuestra cultura machista tiene todos los elementos para estimularla. El tener acceso tan fácilmente a otras personas hace que las tentaciones sean más frecuentes y por ende la gente cae con más facilidad en las relaciones extramatrimoniales. Después de que la relación prohibida se inicia es más frecuente que las personas se olviden de borrar los mensajes y los registros de llamadas, lo que permite con mucha frecuencia que la persona infiel sea descubierta. Casi todas las semanas llega a mi consultorio una persona con las grabaciones de las conversaciones telefónicas en que su conyugue dice cosas que comprueban claramente la infidelidad de su pareja. En otras palabras las nuevas tecnologías de comunicación no solo facilitan la infidelidad sino que permiten más fácilmente descubrir las infidelidades.

Me gustaría que leyeras este artículo con tu pareja y conversaran luego como pueden emplear las nuevas tecnologías comunicativas para fortalecer su relación de pareja convirtiéndose en excelentes amigos y maravillosos amantes.

Fuente: http://www.facebook.com/?page=1&sk=messages&tid=1577543833954

Octubre 6, 2010, Dr. José Manuel González Rodríguez, (http://www.drjmgonzalez.com/quienes.html)


CÓMO ELEGIMOS NUESTRAS PAREJAS: PARA MEJOR O PARA PEOR?

Del mismo artículo del autor, a continuación una traducción simple al castellano (versión automática Google), -desde ya ofrecemos disculpas por los errores obvios de traducción-:

CÓMO ELEGIMOS NUESTRAS PAREJAS

Glenn Wilson PhD, profesor de psicología, Gresham College de Londres

22 De febrero de 2010

De acuerdo con un conocido eslogan de camiseta, "sexo es bueno para uno, pero es incluso mejor para los dos". El problema es que esto requiere la cooperación de otra persona.

¿Cómo elegimos un compañero? Los principios de la belleza y atractivo sexual descrita en mi conferencia anterior son importantes y hay muchos otros rasgos como inteligencia, sentido del humor, amabilidad y buen temperamento que son bastante universalmente valoradas. Idealmente, todos quisiéramos que un socio asombrosamente bello y perfecto, pero que es rara vez priorización práctica y así, compromiso y compensaciones son necesarias.

Por supuesto, hombres y mujeres tienen diferentes listas de la compra (Davis, 1990). Las mujeres dan un valor superior a atributos que favorecen a la disposición de recursos (cosas como la riqueza, la condición social, la creatividad, la inteligencia) y potenciación (amabilidad, honestidad, lealtad y generosidad). Hombres ponen una prima más alta sobre la juventud y conveniencia sexual. Por lo tanto un compromiso común es un hombre más antiguos y poderosos socialmente a fecha o casarse con una mujer más joven, más hermosa. La contrapartida inversa (mujer rica mayor con cachas joven) es mucho menos común y bastante inestable.

El término "compensación" implica que un mercado económico opera en el ámbito de apareamiento humana. De hecho, este es el caso. Parece que evaluamos nuestro propio valor de mate y buscar un socio que mide, proporcionando la equidad (Li et al, 2002). Estudios de anuncios de corazón solitario revelan que las mujeres que se describen a sí mismos como físicamente deseable establece criterios más altos para el socio buscado con respecto a la situación financiera y profesional. Recíprocamente, los recursos más un hombre ofrece la mayor son sus requerimientos con respecto al atractivo físico. Hombres con pocos recursos destacar virtudes nacionales y la voluntad de "commit" (Bereczkei, et al., 1997). Implícito en todo esto es un concepto de intercambio justo.

Para hombres y mujeres, el atractivo físico es el poseedor puerta principal, las normas mínimas que están establecidos de conformidad con el valor definido a sí mismo. Esta primera proyección en el mercado de apareamiento puede ocurrir muy rápidamente, incluso dentro de los primeros 30 segundos de acuerdo a la investigación de la fecha de la velocidad (Kurban & Weedon, 2005). Si socios son rechazados en el filtro de paso de la primera (impresión inmediata) no será nunca llegan a ser apreciado por sus virtudes más finos.

Incluso en la etapa de las primeras impresiones, las mujeres están discriminando más que los hombres (Wilson, Cousins & Fink, 2006). Esto es debido a errores en el apareamiento son más "costosos" para las mujeres, como se ha descrito por el principio de la inversión parental (Trivers, 1972). Las mujeres "inversión" más en paternidad que los hombres. Embarazo toma a una mujer fuera de circulación durante un año más o menos, mientras que un hombre puede cultivar avena en un solo lugar mientras simultáneamente siembra salvajes que en otros lugares. Ello se desprende que las mujeres son generalmente más selectiva acerca de la calidad genética de sus socios y más orientado hacia las consideraciones a largo plazo.

Hombres y mujeres priorizan el atractivo físico para un affair sexual a corto plazo y desplazar sus criterios hacia otros atributos, como personalidad e inteligencia cuando una relación romántica a largo plazo es considerada (Regan et al, 2000). De hecho, la principal diferencia entre hombres y mujeres puede ser la probabilidad de que buscan una relación a largo plazo a corto plazo de vs en primer lugar, en lugar de comportamiento se muestra dentro de cada uno de estos dos modos (Li & Kenrick, 2006). También parece ser una tendencia para los hombres con éxito a favor de enlaces a corto plazo, mientras que los hombres menos éxito, tal vez tenga menos opción, ir de estrategias a largo plazo (Landolt, Lalumière & Quinsey, 1995).

Si la gente se pregunta cómo seleccionar a sus contrapartes afirman a menudo que están buscando alguien complementarios a sí mismos, citando la noción popular de que "opuestos atraen" (Dijkstra & Barelds, 2008). Pero esto no es lo que realmente se comportan. En la práctica, las personas tienden a elegir "aves de una pluma" (socios similares a sí mismos). Lo que es más, esas relaciones son generalmente más feliz y más duradera. Entre los rasgos en los que se ha documentado el apareamiento assortative son el atractivo físico, generación de cuerpo, altura, inteligencia, personalidad, estilo de conexión, religión, política, intereses y valores. Esto no es sólo una cuestión de crecer hasta ser tanto con el tiempo, la semejanza es casi tan fuerte entre los recién casados (Watson, et al., 2004). Cualquier aumento en la similitud con el tiempo que se observa es en su mayoría a las parejas "tiza y queso" rompiendo. Como veremos, ciertas diferencias son conocidos por ser "interruptores de acuerdo".

Donde hay una diferencia típica entre hombres y mujeres somos generalmente mejores con un socio que difiere de nosotros en la dirección estándar. La altura es un buen ejemplo. Hombres son en promedio alrededor de 5 pulgadas más altas que las mujeres, por lo que las preferencias de las personas se ajustan de acuerdo con su propias physique (Pawlowski, 2003). Altura de hombres se aparean con las mujeres que son de alto, pero no tan alto como ellos mismos, y lo mismo pasa con la gente más cortos. El ideal parece ser una proporción de aproximadamente 1.09. Esto hace que la Beckhams sobre el derecho a 7ins de 6 pies & 5 pies. La reversión de esto (por ejemplo, Tom Cruise y Nicole Kidman) es inusual e inestable. El mismo principio se aplica a muchos rasgos relacionados como el predominio de la personalidad de género y sensibilidad y pueden ser en parte esto que valida el principio de complementación en la mente de algunas personas.

Otro rasgo donde similitud se aplica, pero con una diferencia de estándar, es edad. La tendencia de los hombres a buscar más joven de los socios y las mujeres prefieren los hombres mayores es bien conocido (Kenrick & Keefe,) en 1992. Ocurre porque los valores de primos de los productos básicos de la mujer (fertilidad) y hombres (disposición de recursos) pico a diferentes edades. El patrón es visto en todas las culturas y a lo largo de la historia, por lo que no es de extrañar que tiene importancia reproductiva. Un estudio de 10.000 hombres suecos y mujeres que no cambió a su pareja entre el nacimiento de su primer y último hijo encontró que las parejas en las que el hombre es alrededor de 4 a 6 años de edad de la mujer son las más fértiles (Fieder & Huber,) 2007. Las parejas con este tipo de brecha de edad son también menos probabilidades de divorcio. Canadá estadísticas derivadas de las parejas casadas y divorciadas de seis millones en 1994 mostraban que la menor tasa de divorcio se produjo cuando el marido era seis años mayor que la esposa. Los datos de las parejas Suiza de 1500 mostraban que cuando una mujer es de cinco o más años mayores que su marido existe una triple aumenta la probabilidad de divorcio en comparación con parejas de la misma edad (Cao et al, 2009).

Un modo en que complementación a veces se aplica es la de olfato. Parece que, en función de circunstancias, podemos preferimos el olor de otra persona o bien porque detectamos similitud genética (familiares de rasgos) se diferencian nos genéticamente. Somos más probables que prefieren disímiles compañeros olor cuando está en modo de reproducción porque esto extiende el espectro inmune de nuestra descendencia (vigor híbrido). Un gen particular complejo de que se trate con la función inmune, llamado el Antígeno de leucocitos humanos (HLA), es detectable a través de olor por socios potenciales. En los animales no humanos existen evidencias de las preferencias de los diferentes socios, es decir, el apareamiento con un individuo con un sistema inmunitario complementario. La situación humana es más complejo (Havlicek & Roberts, 2009). Las mujeres son generalmente más discriminar en el modo olfativo y tienen más probabilidades de ser atraído por hombres con disímiles compatible cuando son mid-cycle, no sobre la píldora y participan en el apareamiento de extra-par) y vuelvan a caer sobre olores familiares cuando necesitan de seguridad y apoyo (al final de su ciclo, cuando en la píldora o ya está embarazada).

En los seres humanos, el modo de preferencia visual (que generalmente prefiere similitud) puede interactuar con el modo olfativo (búsqueda de complementación). Esto apoyaría una estrategia outbreeding óptima – encontrar un socio igual que nosotros, pero no tan estrechamente relacionados, como para producir el déficit de la endogamia. El uso de fragancias también puede interrumpir el comportamiento humano de apareamiento, aunque hay algunas pruebas de que las mujeres elegir perfumes que amplificar sus propias señales físicas, biológicas (Milenski & Wedekind, 2001).

La prioridad del principio de similitud en la elección del socio ha llevado al desarrollo de un Cociente de compatibilidad (CQ) que predice las perspectivas a largo plazo de una pareja (Wilson & Cousins, 2003, 2005). CQ la compara las distintas respuestas de dos personas en una serie de preguntas como "cómo importante para usted es fidelidad sexual?" y "¿Cómo piensas domésticas deberían asignarse?" Si una persona exige exclusividad sexual a lo largo de la vida y el otro quiere una relación abierta "swinging" es probable que problemas hacia abajo de la línea. Si uno considera igualmente deben compartirse las tareas del hogar mientras que el otro cree que las mujeres deben hacer el lote, a continuación, una vez más el conflicto es inevitable. Otras cuestiones explotados incluyen generación de cuerpo y atractivo, inteligencia y educación, personalidad y estilo de vida, actitudes religiosas y políticas y puntos de vista acerca de la permisividad sexual, los niños, el dinero y la prolijidad.

La prueba de CQ consta de 25 elementos que abarcan tales zonas de conflicto potencial que son contestadas de forma independiente por dos socios potenciales. La suma de todas las discrepancias se calcula y que se refiere a una distribución "normal" como la de partituras de IQ, tal que las puntuaciones superiores a 100 indican compatibilidad, mientras que los más abajo sugieren un pronóstico más pobre. Validación en los estudios ha mostrado que las parejas felices CQ las puntuaciones más altas que aquellos que están insatisfechos. Dado que las puntuaciones CQ pueden calcularse para pares de personas que aún no se han cumplido, el método es ideal para la datación on-line pero también se aplica a prematrimonial asesoramiento y orientación de matrimonio. Dada la importancia de las relaciones estables a la sociedad y a la felicidad individual esto parece vale la pena.

¿Cuáles son los orígenes del principio de similitud en el apareamiento? Varias ideas han sido discutidos como propincuidad – apareamiento con personas que viven y trabajan cerca a nosotros y por lo tanto, están probable que sean similares. Después de todo, "apareamiento requiere reunión" y el "uno y sólo" generalmente vive dentro de la distancia de conducción. El hecho de que tenemos la más exitosas de las relaciones con personas que comparten a nuestros mismos intereses y valores podrían atribuirse en parte a la cantidad de tiempo pasaron juntos ("aquellos que juegan juntos estancia").

Egoísmo también está involucrado. Nos sentimos más cómodos con personas que comparten nuestros rasgos físicos y de actitud porque ellos Validar nosotros. Una persona con sobrepeso será menos temerosa de críticas si su pareja es grasa. Si votan por los mismos políticos son "razonables"; si ellos Oran a Dios mismo son "verdaderos creyentes". Existen evidencias que las personas con par de aliterativo nombres de pila (como Barry y Barbara) fuera más de lo que podría esperarse por casualidad, como lo hacen las personas con apellidos similares. A través de tres Estados del Sur en los Estados Unidos en los años 1809-1920 hubo 198 de Smith-Smith matrimonios, 125 de Jones-Jones matrimonios, pero sólo 62 emparejamientos de Jones-Smith. Un estudio en el que arbitrariamente fueron codificados detalles de los socios potenciales así como se asemejan a fecha de nacimiento del participante (o no), encontró que aquellos con un código similar de su propia fecha de nacimiento fueron juzgados más simpático (Jones et al,) 2004. Al parecer nos son atraídos a las personas que nos recuerdan de nosotros mismos.

Parte de nuestra preferencia por compañeros de similares proviene de la genética. Rushton & Bons (2005) estudió 174 idéntico (MZ) y 148 no idénticas parejas de gemelos (DZ), así como sus mejores amigos y cónyuges. Apareamiento assortative fue confirmado para muchos rasgos (p. ej., ocupación.74, puntos de vista políticos.60, educación,.55, religión.41, estructura cognitiva.32. En otras palabras, personas fueron emparejamiento con similares otros sobre estos rasgos. Pero más interesante fue la conclusión de que los gemelos MZ eligieron a socios (& amigos) que eran más parecidos a los de sus co-twins que hicieron DZ gemelos. Esto fue especialmente así con respecto a los rasgos más hereditarios. Una variación en la elección del socio se calcula como el genético de 34%, 12% compartido entorno (por ejemplo, los valores familiares) & entorno único de 54% (por ejemplo, que al tiempo de lugar de derecha o derecha). Los autores argumentan elegir a socios genéticamente similares contribuye a perpetuar los propios genes.

El mecanismo por el cual detectamos a socios que son genéticamente similares no está completamente claro, pero una posibilidad es experiencia temprana de parientes cercanos. La historia de Edipo, el hombre que involuntariamente se casó con su madre, ha fascinado a muchos intelectuales largo de los siglos, incluyendo Wagner y Freud, quien sintió una profunda verdad en el mito. Cuando los individuos fomentó después de una larga separación, que reúnen a hermanos a veces experimentan una atracción sexual tan intensa que no pueden resistir incesto (Greenberg & Littlewood, 1995). Esta observación es compatible con la idea de que similitud genética es una fuerza poderosa en la elección de la yerba mate y el modelado de nuestro socio en una plantilla que se deriva de la visualización de nuestros padres en algún período crítico en la infancia es una causa probable.

Hay fuerte evidencia animal de imprinting parental de sexo adulto destinos. Por ejemplo, Kendrick, et al (1998) mostró que los niños criados por una madre de ovejas y corderos criados por una cabra crecen hasta apetece la especie "equivocada", el efecto está más notable con los hombres. Se han encontrado efectos similares con los seres humanos. Nuestro socio es más probable que coinciden con nuestro padre de personas del sexo opuesto que nuestro padre de personas del mismo sexo en edad, raza, dominación, color de ojos y color de pelo y los jueces son capaces de adecuar la esposa de un hombre con su suegra más allá de la oportunidad (Wilson & Barrett, 1987; Little et al., 2003; Bereczkei, 2004). Sin embargo, parece que la relación (buena o mala) con el progenitor de sexo opuesto modera esta relación en cierto grado. Las mujeres que valora su relación de infancia con su padre como positivo muestran una fuerte coincidir con su pareja (Wiszewska, et al., 2007) y se ha observado un efecto paralelo para los hombres.

Si caemos en el amor con una imagen de nuestro padre, ¿cómo es que pocos de nosotros cometen el error de Edipo y persiguen a parientes cercanos sexualmente? La mayoría de las culturas y las religiones tienen tabúes potentes contra el incesto, pero es dudoso que son muy necesarios. El padre de quien fundamos nuestra plantilla sexual ha crecido mucho más antiguo en el momento en que son sexualmente maduros y, lo cual responde la plantilla bastante mal. En cuanto a nuestros hermanos, estamos protegidos de les deseosas por un proceso de "desprecio de las razas de familiaridad" (llamado el Efecto de Westermarck después de la antropóloga finlandesa que lo identificó). Los animales generalmente no gusta a aparearse con otras personas que han sido criados con, independientemente de si son o no genéticamente similar pero este freno no se aplica si ellos son criados aparte. También, como lo sugiere la investigación de olor, hay counter-forces de funcionamiento para protegernos contra la excesiva endogamia.

Hemos hablado de algunos de los factores, racionales y misteriosos, que determinan nuestras opciones de apareamiento. Ahora pasamos a las fuerzas que operan a romper relaciones pedazos. Hemos visto que diferencias en áreas clave pueden causar las relaciones venir a fracasar. Pero hay otros poderosos instintos que operan para amenazar el matrimonio, como el aburrimiento y el deseo genético para gran variedad de asociados de negocios que es especialmente molesto a los hombres. Monogamia no es totalmente natural en los seres humanos y matrimonio permanente no necesariamente ordenado.

Puede haber algo de verdad en la idea de un "período de siete años picazón", popularizado por la década de 1950 película de comedia de Marilyn Monroe. Una encuesta MORI de casi 1000 adultos británicos casados, llevado a cabo para Digest del Reader, pidió "Tiene usted nunca deseaba podría simplemente despertarse una mañana y no ser casados ya?" Uno de cada cinco esposas dice sí, comparado con uno de cada siete maridos y estas cifras duplicadas si la mujer tuvo hijos o estaba trabajando. Pico descontento produjo entre los años seis y nueve de matrimonio, cuando un tercio de los encuestados respondió sí (vuelva a más mujeres que hombres).

El modo de divorcio real se produce antes de que este, promediando alrededor de 4 años a través de culturas. Fisher (1989) reconoce esta se adapta con una estrategia de adaptación ancestral a permanecer par-servidumbre por lo menos el tiempo suficiente para elevar a un bebé a través del período de lactancia. La mayoría de las personas que divorciarse hace las mujeres tan bastante pronto, especialmente sin hijos que divorcio modal de edad es de 25-29. Divorcio se inicia principalmente por las hembras a edades más tempranas, maridos no captura hasta la edad de 60 años. Hombres buscan divorcio principalmente por motivos de adulterio, mientras que las mujeres más a menudo citan el abandono y la falta de apoyo (Buckle, Gallup & Rodd, 1996). Estos datos pueden interpretarse en términos de "valor de reventa" y las prioridades centrales de hombres y mujeres.

Cierto grado de wanderlust parece instintivo en los hombres de acuerdo con la teoría de la inversión parental. Un agricultor necesita sólo un toro y un ariete para garantizar que todas sus vacas y ovejas son fecundados y el residuo humano de este rasgo que buscan la variedad es evidente (c.f., Tiger Woods). Ese tipo de comportamiento es promovido por la hormona masculina testosterona, especialmente sus atención prenatales efectos sobre el cerebro, y su significación adaptativa es clara. Los hombres que logran múltiples apareamientos pasan más genes a la siguiente generación, incluyendo una inclinación similar hacia la diversidad sexual en sus hijos.

Sin embargo la poliginia no es la única estrategia que puede beneficiar a los hombres, por lo tanto hay variaciones en la unidad de la novedad. Propensión a la infidelidad en los hombres se conecta con una hormona pituitaria llamada vasopresina. Trasplantado desde un topillo de pradera promiscua, un gen que controla los niveles de la vasopresina puede procesar el topillo de pradera normalmente monógamas infiel. En los varones humanos, se ha identificado un gen del receptor de vasopresina que parece vincular con problemas de enlace y relaciones (Walum et al, 2008). Según Taylor et al (2010), vasopresina es una hormona de enlace una estructura química similar a la oxitocina pero regulado por testosterona y por lo tanto, puede considerarse como un equivalente masculino.

No se imaginaba que sólo los hombres tienen trampa instintos. Existe un creciente reconocimiento del hecho de que las hembras también tienen motivos para "extra-par cópula". Uno de ellos es seguro de la fertilidad. Birkhead (2000) cita el caso de un hombre que pasó de una vasectomía, después de que su esposa dio a luz a su tercer hijo sólo para descubrir que tenía un defecto congénito que significaba que él no podría haber sido el padre de ninguno de ellos. Evidencia por el hecho de que las hembras humanas son naturalmente promiscuas hasta cierto punto viene de comparaciones de tamaño de testículo a través de primates diferentes. Donde hay poca competencia de esperma los machos tienen menos incentivos para out-flood a sus rivales. Por lo tanto a los gorilas, que protección sus harenes por la enorme fuerza, tienen testículos pequeños porque no necesitan para producir esperma tanta. Chimpancés femeninas son famosamente promiscuas, por lo tanto los machos necesitan grandes testículos. Los machos humanos tienen testículos de tamaño mediano (. 8% del peso corporal), sugiriendo la promiscuidad moderada entre sus ancestrales de las hembras.

Una vez más, hay variaciones individuales, y esto es un rasgo hereditario. Un estudio de parejas de gemelos femenina de 1600 en el Hospital Santo Tomás (Cherkas, 2004) encontró que el 22% había sido infiel a un socio a largo plazo y que gemelos idénticos eran dos veces más de probabilidades de ser concordantes (comparado con 1,5 x para gemelos idénticos). Esto sugiere que la infidelidad femenina es genético de 41%. El número de parejas sexuales denunciados por las mujeres también fue parcialmente genético (38%).

Aparte de la infidelidad real y la búsqueda de la "buenas genes", las mujeres pueden beneficiarse de comportamiento coqueto porque mantiene a su pareja sobre sus dedos de los pies. Puede sentir el macho que se inclinan a alejarse de tiene que permanecer alrededor para resguardar su hembra contra las atenciones de los intrusos. En los últimos años, compañero de caza furtiva y la retención de mate han convertido en temas importantes en la psicología evolutiva. En compañero de caza furtiva, la gente

anuncian las características que son más importantes para el sexo opuesto. Las hembras tienden a utilizar pantallas de atractivo físico (por ejemplo, vestirse provocadora) mientras muestra de uso de hombres de dominación y de recursos (por ejemplo, regalos caros). Ambos sexos también pueden utilizar un sentido del humor, adulación, dentro de la pareja establecida y a la espera de una oportunidad o de obtener al socio borracho. Estrategias de retención de mate, usado por las hembras y machos en grado diverso, incluyen vigilancia, mejoramiento de la apariencia, ocultamiento del mate, monopolizando su tiempo, las señales de la posesión y el compromiso público de la infidelidad amenazante, castigo por infidelidad, siendo despectivos acerca de los competidores o ofreciéndoles violencia (Miner & Shackleford, 2010).

Celos es una emoción que ha evolucionado para fines de retención de mate y su enfoque es diferente para hombres y mujeres. Hombres ir de repuesto en el pensamiento de su pareja siendo penetrada por otro hombre (miedo de invertir en la descendencia que no llevan sus genes), mientras que las mujeres son más molestos por su pareja emocionalmente estar involucrado con otra mujer (miedo de perder el apoyo emocional y material). Hombres y mujeres también difieren en cuanto a sus motivos de infidelidad. Hombres más a menudo lo hacen "sólo para un cambio", mientras que simultáneamente su matrimonio como feliz de presentación de informes. Notoriamente, quieren "tienen su pastel y comer". Las mujeres informan motivos más complejos para entrar en los asuntos y suele decir que su matrimonio es infeliz. Pueden ser "pagar" su marido por sus transgresiones, encontrar su amante más atento o superior de alguna manera a su marido, o están probando el agua en otros lugares con el fin de pasar (Wilson & McLaughlin, 2001).

Por otra parte, las mujeres infieles parecen a veces sólo tratar de genes buenas, sin ninguna intención de cambiar su proveedor. Las mujeres tienen más probabilidades de vestir provocadora y a tener relaciones sexuales con un amante cuando está en la fase fértil de su ciclo, pero sólo cuando tienen una pareja a largo plazo en el hogar (Baker & Oram, 2000). Las mujeres sin un socio no mostrar ninguna dicha variación. La implicación es que hasta que una mujer tiene un socio permanente detrás de ella es menos probable que perseguir excepcionales aventuras sexuales.

Por lo que las mujeres también quiere tener su pastel y comerla. De acuerdo con el famosa aria de Verdi, Rigoletto, "la donne e móvil" ("la mujer es voluble"). Esto puede deberse a que las mujeres han evolucionado inclinaciones diferentes de acuerdo a la fase de su ciclo, por lo que puede obtener lo mejor de ambos mundos: Buenos papás al mismo tiempo y buenas genes en otra. Esta compleja agenda es en gran parte oculto y desconcertante para los hombres en su vida (Haselton & Miller, 2006).

El psicólogo Victoriano William James una vez soñó que había descubierto el secreto del universo. Temiendo que él podría olvidarlo, despertó mucho tiempo suficiente para anotar en un trozo de papel al lado de su cama. Cuando él se despertó con impaciencia llegó para que su nota ver lo que había escrito. Se lee: "Higgamus, mujer de hoggamus de monógama – hoggamus, higgamus hombres son polígamos". Aunque, no exactamente el secreto del universo, existe un núcleo de verdad en ella. Sin embargo, psicología evolutiva moderna nos enseña que hombres y mujeres tienen crípticas estrategias para elegir, atraer, retener o deshacerse de sus compañeros, que son igualmente artero y que se superponen, y que difieren según si son en definitiva o en modo de apareamiento a largo plazo. Todos están orientadas a rentabilizar al máximo las posibilidades de que sus genes se pasarán a la siguiente generación.

Tal y como Schopenhauer en 1819, "el objetivo final de todos de amor de intrigas, ya sean cómico o trágico, es realmente de más importancia que todos los otros extremos en la vida humana. Lo que todo tiene que ver con es nada menos que la composición de la próxima generación".

Versión Hearthunting, 2010

FOR BETTER OR WORSE? HOW WE PICK OUR PARTNERS

Como muestra de su amabilidad, publicamos el escrito de la conferencia que dictó el Dr. Glenn Wilson, Ps., en el Gresham College, London, el pasado Febrero de 2010. Para su disfrute.


FOR BETTER OR WORSE? HOW WE PICK OUR PARTNERS

Glenn Wilson PhD, Visiting Professor of Psychology, Gresham College, London
February 22, 2010

According to a well-known T-shirt slogan, “Sex is good for one – but it’s even better for two.” The problem is this requires the co-operation of another person.

How do we choose a mate? The principles of beauty and sex appeal described in my previous lecture are important and there are many other traits like intelligence, sense of humour, kindness and good temper that are fairly universally valued. Ideally, we would all like a stunningly beautiful and perfect partner, but that is seldom practical and so prioritisation, compromise and trade-offs are necessary.

Of course, men and women have different shopping lists (Davis, 1990). Women place a higher value on attributes that favour provision of resources (things like wealth, social status, creativity, intelligence) and supportiveness (kindness, honesty, loyalty, and generosity). Men put a higher premium on youth and sexual desirability. Hence a common trade-off is for an older, socially powerful man to date or marry a younger, more beautiful woman. The reverse trade-off (rich older woman with hunky young man) is much less common and rather unstable.

The term “trade-off” implies that an economic market operates in the sphere of human mating. This is indeed the case. It appears that we assess our own mate value and seek a partner who measures up to it, providing equity (Li et al, 2002). Studies of lonely heart advertisements reveal that women who describe themselves as physically desirable set higher criteria for the sought partner with respect to financial and occupational status. Reciprocally, the more resources a man offers the greater are his requirements with respect to physical attractiveness. Men with few resources stress domestic virtues and willingness to “commit” (Bereczkei, et al, 1997). Implicit in all this is a concept of fair exchange.

For both men and women, physical attractiveness is the primary gate-keeper, minimum standards being set in accordance with the value set upon oneself. This first screening in the mating market may occur very quickly, even within the first 30 seconds according to the speed-date research (Kurban & Weedon, 2005). If partners are rejected at the first-pass filter (immediate impression) they will never get to be appreciated for their finer virtues.

Even at the stage of first impressions women are more discriminating than men (Wilson, Cousins & Fink, 2006). This is because errors in mating are more “costly” for women, as described by the principle of parental investment (Trivers, 1972). Women “invest” more in parenthood than do men. Pregnancy takes a woman out of circulation for a year or so, whereas a man can cultivate oats in one place while simultaneously sowing wild ones elsewhere. It follows that women are generally more selective about the genetic quality of their partners and more oriented toward long-term considerations.

Both men and women prioritise physical attractiveness for a short-term sexual fling and shift their criteria towards other attributes such as personality and intelligence when a long-term romantic relationship is considered (Regan et al, 2000). In fact, the main difference between men and women may be the likelihood of seeking a short-term vs long-term relationship in the first place, rather than behaviour displayed within each of these two modes (Li & Kenrick, 2006). There also seems to be a tendency for successful men to favour short-term liaisons, while less successful men, perhaps having less option, go for long-term strategies (Landolt, Lalumiere & Quinsey, 1995).

If people are asked how they choose their partners they often claim they are looking for someone complementary to themselves, citing the popular notion that “opposites attract” (Dijkstra & Barelds, 2008). But this is not the way they actually behave. In practice, people tend to choose “birds of a feather” (partners similar to themselves). What is more, such relationships are generally happier and longer lasting. Among the traits on which assortative mating has been documented are physical attractiveness, body build, height, intelligence, personality, attachment style, religion, politics, interests and values. This is not just a matter of growing to be alike over time, the similarity is almost as strong among newlyweds (Watson, et al, 2004). Any increases in similarity over time that are observed are mostly down to “chalk and cheese” couples breaking up. As we shall see, certain differences are known to be “deal breakers”.

Where there is a typical difference between men and women we are usually better off with a partner who differs from ourselves in the standard direction. Height is a good example. Men are on average about 5 inches taller than women, so people’s preferences are adjusted in accordance with their own physique (Pawlowski, 2003). Tall men mate with women who are tall, but not as tall as themselves, and the same goes for shorter people. The ideal seems to be a ratio of about 1.09. This makes the Beckhams about right at 6ft & 5ft 7ins. The reversal of this (e.g. Tom Cruise and Nicole Kidman) is unusual and unstable. The same principle applies to many gender related traits like personality dominance and sensitivity and it may be partly this that validates the complementation principle in the minds of some people.

Another trait where similarity applies, but with a standard difference, is age. The tendency for men to seek younger partners and women to prefer older men is well known (Kenrick & Keefe, 1992). It occurs because the prime commodity values of women (fertility) and men (resource provision) peak at different ages. The pattern is seen in all cultures and throughout history, so it is not surprising that it has reproductive significance. A study of 10,000 Swedish men and women who did not change their partner between the birth of their first and last child found that couples in which the man is around 4-6 years older than the woman are the most fertile (Fieder & Huber, 2007). Couples with this kind of age-gap are also least likely to divorce. Canadian statistics derived from six million married and divorced couples in 1994 showed that the lowest divorce rate occurred where the husband was six years older than the wife. Data from 1500 Swiss couples showed that when a wife is five or more years older than her husband there is a three-fold increased likelihood of divorce compared to same-age couples (Cao et al, 2009).

One mode in which complementation does sometimes apply is that of olfaction. It seems that, depending on circumstances, we may prefer the smell of another person either because we detect genetic similarity (familial traits) or because they differ from us genetically. We are more likely to prefer dissimilar smelling mates when in breeding mode because this stretches the immune spectrum of our offspring (hybrid vigour). A particular gene complex concerned with immune function, called the Human Leukocyte Antigen (HLA), is detectable through smell by potential partners. In non-human animals there is evidence of dissimilar partner preferences, i.e., mating with an individual with a complementary immune system. The human situation is more complex (Havlicek & Roberts, 2009). Women are generally more discriminating in the olfactory mode and are more likely to be attracted to men with dissimilar HLAs when they are mid-cycle, not on the pill, and engaged in extra-pair mating) and fall back on familiar smells when in need of security and support (at the end of their cycle, when on the pill or already pregnant).

In humans, the visual preference mode (which generally prefers similarity) may interact with the olfactory mode (seeking complementation). This would support a strategy of optimal outbreeding – finding a partner like ourselves but not so closely related as to produce inbreeding deficits. The use of fragrances may also disrupt human mating behaviour, although there is some evidence that women choose perfumes that amplify their own natural, biological signals (Milenski & Wedekind, 2001).

The priority of the similarity principle in partner choice has led to the development of a Compatibility Quotient (CQ) that predicts the long-term prospects of a couple (Wilson & Cousins, 2003, 2005). The CQ compares the separate answers of two people on a series of questions such as “How important to you is sexual fidelity?” and “How do you think domestic chores should be allocated?” If one person demands sexual exclusivity throughout life and the other wants an open “swinging” relationship there is likely to be trouble down the line. If one believes household tasks should be shared equally while the other thinks women should do the lot, then again conflict is inevitable. Other issues tapped include body build and attractiveness, intelligence and education, personality and life style, religious and political attitudes, and views about sexual permissiveness, children, money and tidiness.

The CQ test consists of 25 items spanning such areas of potential conflict that are answered independently by two potential partners. The sum of all discrepancies is calculated and referred to a “normal” distribution like that of IQ scores, such that scores above 100 indicate compatibility, while those below suggest a poorer prognosis. Validation studies have shown that happy couples have higher CQ scores than those who are dissatisfied. Since CQ scores can be calculated for pairs of people who have not yet met, the method is ideal for on-line dating but it also applies to prenuptial counselling and marriage guidance. Given the importance of stable relationships both to society and to individual happiness this seems worthwhile.

What are the origins of the similarity principle in mating? Various ideas have been mooted such as propinquity – mating with people who live and work close to us and are therefore likely to be similar. After all, “mating requires meeting” and the “one and only” usually lives within driving distance. The fact that we have more successful relationships with people who share our same interests and values might be attributed partly to the amount of time spent together (“those who play together stay together”).

Egotism is also involved. We feel more comfortable with people who share our physical and attitude traits because they validate us. An overweight person will be less fearful of criticism if their partner is fat. If they vote for the same politicians they are “sensible”; if they pray to the same god they are “true believers”. There is evidence that people with alliterative first names (like Barry and Barbara) pair off more than would be expected by chance, as do people with similar surnames. Across three Southern states in the US in the years 1809-1920 there were 198 Smith-Smith marriages, 125 Jones-Jones marriages, but only 62 Jones-Smith pairings. A study in which details of potential partners were arbitrarily coded so as resemble the participant’s birthdate (or not), found that those with a code resembling their own birthdate were judged more likeable (Jones et al, 2004). Apparently we are attracted to people who remind us of ourselves.

Part of our preference for similar mates comes from genetics. Rushton & Bons (2005) studied 174 identical (MZ) and 148 non-identical (DZ) twin pairs, as well as their best friends and spouses. Assortative mating was confirmed for many traits (e.g., occupation .74, political views .60, education, .55, religion .41, cognitive structure .29). In other words, people were pairing off with similar others on these traits. But most interesting was the finding that MZ twins chose partners (& friends) that were more similar to those of their co-twins than did DZ twins. This was especially so with respect to the most heritable traits. Variation in partner choice was calculated as being 34% genetic, 12% shared environment (e.g., family values) & 54% unique environment (e.g., being at right place/right time). The authors argue that choosing genetically similar partners helps to perpetuate one’s own genes.

The mechanism by which we detect partners who are genetically similar is not entirely clear, but one possibility is early experience of close relatives. The story of Oedipus, the man who unwittingly married his mother, has fascinated many intellectuals over the centuries, including Wagner and Freud, who sensed a profound truth in the myth. When fostered individuals meet siblings after a long separation they sometimes experience a sexual attraction so intense that they cannot resist incest (Greenberg & Littlewood, 1995). This observation supports the idea that genetic similarity is a powerful force in mate choice and modelling our partner on a template derived from viewing our parents at some critical period in childhood is a likely cause.

There is strong animal evidence for parental imprinting of adult sex targets. For example, Kendrick, et al (1998) showed that kids reared by a sheep mother and lambs reared by a goat grow up to fancy the “wrong” species, the effect being most noticeable with males. Similar effects have been found with humans. Our partner is more likely to match our opposite-sex parent than our same-sex parent in age, race, dominance, eye colour and hair colour and judges are able to match a man’s wife with his mother-in-law beyond chance (Wilson & Barrett, 1987; Little et al, 2003; Bereczkei, 2004). However, it appears that the relationship (good or bad) with the opposite-sex parent moderates this relationship to some degree. Women who rate their childhood relationship with their father as positive show a stronger match to their partner (Wiszewska, et al, 2007) and a parallel effect has been observed for men.

If we fall in love with an image of our parent, how is it that few of us make the mistake of Oedipus and pursue close relatives sexually? Most cultures and religions have powerful taboos against incest but it is doubtful that these are much needed. The parent on whom we founded our sexual template has grown much older by the time we are sexually mature and so fits the template rather badly. As for our siblings, we are protected from desiring them by a process of “familiarity breeds contempt” (called the Westermarck Effect after the Finnish anthropologist who identified it). Animals generally do not like to mate with others they have been reared with, regardless of whether or not they are genetically similar but this brake is not applied if they are reared apart. Also, as the smell research suggests, there are counter-forces operating to protect us against excessive inbreeding.

We have discussed some of the factors, both rational and mysterious, that determine our mating choices. We now turn to the forces which operate to tear relationships asunder. We have seen that dissimilarity in key areas can cause relationships to come unstuck. But there are other powerful instincts that operate to threaten marriage, such as boredom and the genetic desire for partner variety that is especially bothersome to men. Monogamy is not totally natural in humans and lifelong marriage not necessarily ordained.

There may some truth to the idea of a “seven year itch”, popularised by the 1950s Marilyn Monroe comedy film. A MORI poll of nearly 1000 married British adults, conducted for Reader’s Digest, asked “Have you ever wished you could just wake up one morning and not be married anymore?” One in five wives said yes, compared with one in seven husbands and these figures doubled if the woman had children or was working. Peak discontent occurred between years six and nine of marriage, when a third of respondents answered yes (again more women than men).

The mode for actual divorce occurs earlier than this, averaging about 4 years across cultures. Fisher (1989) reckons this fits with an ancestral adaptive strategy to remain pair-bonded at least long enough to raise an infant through the period of lactation. Most people who divorce do so quite early, especially childless females who modal divorce age is 25-29. Divorce is initiated mainly by females at younger ages, husbands not catching up till age 60. Men seek divorce primarily on grounds of adultery while women more often cite abandonment and lack of support (Buckle, Gallup & Rodd, 1996). These data may be interpreted in terms of “resale value” and the central priorities of men and women.

Some degree of wanderlust seems instinctive in males in accordance with parental investment theory. A farmer needs only one bull and one ram to ensure that all his cows and sheep are fertilised and the human residue of this variety-seeking trait is evident (c.f., Tiger Woods). Such behaviour is promoted by the male hormone testosterone, particularly its prenatal effects on the brain, and its adaptive significance is clear. Males who succeed in multiple matings pass more genes to the following generation, including a similar inclination toward sexual variety in their sons.

However polygyny is not the only strategy that can benefit males, hence there are variations in the novelty drive. Proneness to infidelity in men connects with a pituitary hormone called vasopressin. Transplanted from a promiscuous meadow vole, a gene controlling vasopressin levels can render the normally monogamous prairie vole unfaithful. In human males, a vasopressin receptor gene has been identified that seems to link with bonding and relationship problems (Walum et al, 2008). According to Taylor et al (2010), vasopressin is a bonding hormone similar in chemical structure to oxytocin but regulated by testosterone and therefore may be thought of as a male equivalent.

It should not be imagined that only men have cheating instincts. There is increasing recognition of the fact that females also have motives for “extra-pair copulation”. One of these is fertility insurance. Birkhead (2000) cites the case of a man who went for a vasectomy after his wife gave birth to her third child only to discover he had a congenital defect that meant he could not have been the father of any of them. Evidence for the fact that human females are naturally promiscuous to some degree comes from comparisons of testicle size across different primates. Where there is little sperm competition the males have less incentive to out-flood their rivals. Thus Gorillas, who guard their harems by massive strength, have small testicles because they do not need to produce so much sperm. Female chimps are famously promiscuous, hence the males need large testicles. Human males have midsized testicles (.8% of body weight), suggesting moderate promiscuity among their ancestral females.

Once again, there are individual variations and this is a heritable trait. A study of 1600 female twin pairs at St Thomas Hospital (Cherkas, 2004) found that 22% had been unfaithful to a long-term partner and that identical twins were twice as likely to be concordant (compared to 1.5x for non-identical twins). This suggests that female infidelity is 41% genetic. The number of sexual partners reported by the women was also partly genetic (38%).

Apart from actual infidelity and the pursuit of “good genes”, women may benefit from flirtatious behaviour because it keeps their partner on his toes. The male who is inclined to stray may feel he has to stay around to guard his female against the attentions of intruders. In recent years, mate poaching and mate retention have become important topics in evolutionary psychology. In mate poaching, people
advertise the characteristics that are most important to the opposite sex. Females tend to use displays of physical attractiveness (e.g. dressing provocatively) while men use displays of dominance and resources (e.g. expensive gifts). Both sexes may also use a sense of humour, flattery, befriending the established couple and awaiting an opportunity, or getting the partner drunk. Strategies of mate retention, used by both females and males to varying degree, include vigilance, appearance enhancement, concealment of the mate, monopolising their time, signals of possession and public commitment, threatening infidelity, punishment for infidelity, being derogatory about competitors or offering them violence (Miner & Shackleford , 2010).

Jealousy is an emotion that has evolved for mate retention purposes and its focus is different for men and women. Men go spare at the thought of their partner being penetrated by another man (fear of investing in offspring that do not carry their genes), while women are more upset by their partner being emotionally involved with another woman (fear of losing emotional and material support). Men and women also differ as regards their motives for infidelity. Men most often do it “just for a change”, while simultaneously reporting their marriage as happy. Notoriously, they want to “have their cake and eat it”. Women report more complex reasons for entering into affairs and usually say their marriage is unhappy. They may be “paying back” their husband for his transgressions, find their lover more attentive or superior in some way to their husband, or are testing the water elsewhere with a view to moving on (Wilson & McLaughlin, 2001).

On the other hand, unfaithful women sometimes seem just to be seeking good genes, without any intention of changing their provider. Women are more likely to dress provocatively and to have sex with a lover when in the fertile phase of their cycle, but only when they have a long-term partner at home (Baker & Oram, 2000). Women without a partner show no such variation. The implication is that until a woman has a permanent partner behind her she is less likely to pursue one-off sexual adventures.

So women also like to have their cake and eat it. According to the famous aria from Verdi’s Rigoletto, “La donne e mobile” (“Woman is fickle”). This may be because women have evolved different inclinations according to the phase of their cycle, so they can get the best of both worlds – good dads at one time and good genes at another. This complex agenda is largely hidden and baffling to the men in their lives (Haselton & Miller, 2006).

The Victorian psychologist William James once dreamed that he had discovered the secret of the universe. Fearing that he might forget it, he woke up long enough to jot it down on a piece of paper at his bedside. When he awoke he reached eagerly for his note to see what he had written. It read: “Higgamus, hoggamus woman’s monogamous – hoggamus, higgamus men are polygamous”. Although, not quite the secret of the universe, there is a kernel of truth in it. However, modern evolutionary psychology teaches us that both men and women have cryptic strategies for choosing, attracting, retaining, or disposing of mates, that are overlapping and equally devious, and which differ according to whether they are in short or long-term mating mode. All are geared to maximising the chances that their genes will be passed to the next generation.

As Schopenhauer put it in 1819, “the final aim of all love intrigues, be they comic or tragic, is really of more importance than all other ends in human life. What it all turns upon is nothing less than the composition of the next generation.”

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Fuente: Autorización directa del autor, Octubre 2010